domingo, 26 de junio de 2011




No es el sufrimiento en sí mismo el que hace madurar al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento.
Al final de la película (la lista de Schindler), entre dramático y teatral, Schindler grita arrepentido por no haber salvado otra vida, una vida más; daría cualquier cosa por salvar una sola vida...
Las entrañas cuajadas en el sufrimiento se conmueven y compadecen ante el dolor de una persona, de cualquier persona.
No es el horror del holocausto en su conjunto, es la suma incontable de millones de ilusiones truncadas, de amores vacíos, de dignidades abatidas, de tormentos sin sentido... los que conmueven a los hombres curtidos en sufrimiento.

Prefacio de José Benigno Freire, del libro "El hombre en busca del sentido" de Viktor Frankl.

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